Genaro Blanco Blanco (apellidos comunes en los huérfanos de León, en honor a la Virgen Blanca), llamado Genarín, pellejero de profesión, aficionado a la buena vida, al orujo, a las mujeres y los burdeles, al tute y a la garrafina, fue un hombre muy conocido en los ambientes más bohemios del León de principios del siglo XX.
Según recoge el Diario de León en su edición del 30 de marzo de 1929, Viernes Santo, durante la madrugada anterior, del Jueves al Viernes Santo, mientras Genaro realizaba sus necesidades perentorias en la base del tercer cubo de la muralla de León, a la altura de la calle de Las Carreras, fue atropellado por el primer camión de basura de la ciudad, "la bonifacia" (llamado así en honor a Bonifacio Rodríguez, concejal por aquel entonces, pero que erróneamente ha pasado a la historia como camión de basuras ya que "la bonifacia" es el primer camión de bomberos que llegó a León, actualmente utilizado en las fiestas taurinas para regar el albero del coso leonés). Hace años se publica una esquela (de dudosa autenticidad, dado el presumible precio de una esquela) en la que figura que deja viuda; a esta esquela se hace referencia en una noticia del Diario de León. Se especula que pudiera haber muerto al salvar a unos niños de ser atropellados por el camión que le causó la muerte, sobre la base de que en la noticia sobre su muerte se hace referencia a unos niños que estuvieron a punto de ser atropellados.
Tras su muerte, un grupo de cuatro personas (los llamados Evangelistas) decidió que esa figura tan singular no podía perderse en el limbo del olvido. Los nombres de estas personas forman ya parte de la historia: Nicolás Pérez "Porreto" (Árbitro de fútbol), Eulogio "el gafas" (Taxista de profesión, coplero de devoción), Luis Rico (Hombre de buena familia que dilapidó su fortuna en juergas con sus amigos) y Francisco Pérez Herrero (Poeta). En la noche de Jueves Santo de 1930 estos hombres se reúnen en la Plaza del Grano donde recorren las calles que el bueno de Genarín solía transitar, visitando las tascas y burdeles que éste frecuentaba.
También se recuerdan los cuatro milagros que atribuyen a Genarín.
Se le atribuyen cuatro milagros:
- La redención de la prostituta que lo encontró muerto (según la tradición, dejó la prostitución y se volvió a su Lugo natal).
- Un gol que metió la Cultural Leonesa. Al parecer la Cultural Leonesa llevaba muy mala temporada y los evangelistas de Genarín (no está claro si todos o algunos) deciden bendecir el campo de juego del estadio de la Cultural (parece ser que principalmente con orujo) la noche anterior. Pero al día siguiente las cosas no parecen salir bien de tal manera que uno de los evangelistas se queja a Genarín tras lo que al sacar el portero contrario el balón, éste hace un extraño y entra en la portería.
- Un enfermo de riñón se cura. Según se comenta, un enfermo de riñón sufrió un terrible dolor mientras pasaba cerca de las murallas, necesitando hacer sus necesidades, coincidiendo en el mismo cubo de la muralla donde años atrás había muerto Genarín. En ese momento sintió un gran alivio tras lo cual vio en el suelo, había meado una piedra del tamaño de una nuez, solucionándosele sus problemas de riñón.
- El ladrón de ofrendas sufre el castigo de Genarín. Según se cuenta, un individuo se dedicaba a robar las ofrendas (el orujo, el queso, el pan y la naranja) que los devotos, a través del "hermano colgador", dejan cada año en la hornacina de la muralla. Este individuo escalaba la muralla y las robaba, pero Genarín le hizo resbalar y el hombre se rompió la cadera.
En 1977 con la recuperación de la democracia la celebración volvió ayudada por Pérez Herrero (único de los evangelistas vivo entonces), el grupo de teatro "La fragua" comandado por el irrepetible "Kike" (autor teatral y maestro de maestros en la ciudad de León) y un grupo de jóvenes leoneses.
La noche de Jueves Santo los hermanos y cofrades se reúnen para celebrar la "Santa Cena", en la que se leen los clásicos versos que glosan la historia de Genarín, y una encíclica (compuesta cada año por algún poeta anónimo de reconocido prestigio) que relata lo que acontece en la actualidad de la región o del país. Estos versos son leídos hacia la calle, para que los leoneses puedan brindar a la salud de Genaro.
Tras la cena, en torno a la una de la mañana (ya de Viernes Santo), los cofrades se dirigen a la Plaza del Grano, donde cargan a hombros los pasos de la procesión: La Cuba (en el que van las ofrendas), la imagen de Genaro, la Muerte y la Moncha (prostituta que socorrió a Genaro tras el fatal accidente); la procesión es acompañada por cuatro cabezudos, que representan a los "evangelistas" de Genarin. Rodeados por antorchas la procesión se dirige hacia la primera parada del trayecto: la Calle de la Sal, donde se leen los versos correspondientes, la segunda parada es en la Catedral de León, donde de nuevo el brindis se acompaña con rimas. La última parada después de atravesar la larga Calle de Cardenal Landázuri (Antaño la Canóniga Vieja) y tras atravesar Puerta Castillo, conocida como el "Arco de la Cárcel", llega al cubo (torre de la muralla) donde Genarín encontró la muerte. Allí el "Hermano Colgador" trepará la muralla en la que depositará las ofrendas: queso, pan, naranjas, una corona de laurel y, cómo no, una botella de orujo.
Por todo ello, brindemos con un buen vino de Prieto Picudo, en este caso nos centraremos en el Cumal, que pertenece a la Bodega Dominio dos Tares, esperemos que os guste igual que nos gustó a nosotras, pero antes un buen rezo por la memoria de Genarín:
"Y siguiendo tus costumbres
que nunca fueron un lujo
bebamos en tu memoria
una copina de orujo"